jueves, 26 de febrero de 2015

RECOSTADOS EN LA MUERTE


Esos dos hombres

no tendrán

manos ni pies

para depositarme en la oscuridad,

sucumbirán las horas

para llenarme de paz,

las palabras

fenecerán

con mi rostro hirsuto,

yermo de día.

Con su vida

tropezarán

en el lienzo policromado de la mía.

Vaciarán

mis alforjas

para allanarme el camino.

Descenderán

de su apatía

para alcanzar mi desatino.

Lucharán

contra el tiempo y la oscuridad…

Ni pies, ni manos

tendrán…,

esos dos hombres
 
recostados en la muerte.

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