martes, 24 de junio de 2008

¡MAMÁ, MAMÁ!


¡Mamá, mamá!
¡cuántas cosas he de decirte, mamá!
¡Cuánto te quiero!
No llores, no llores más.
Que cada lágrima
golpea en mi corazón
como las gotas de lluvia
en la arena de la playa desierta
una tarde de otoño.
Quiero que vuelvas a reírte,
reírte conmigo,
quiero hacerte sonreír
e iluminar tu cara
como el sol aclara el espejo marino
y el oleaje salino
de nuestro cálido océano.
Vente conmigo al verde natural,
que torne tu voz quebrada
por el dolor de tu costado,
en el olor a tierra mojada
por la lluvia tenue de mi cariño.
Quiero besar de nuevo tu suave cara,
apretarme en abrazo como niño,
y desaparecer entre tus piernas
para jugar a las escondidas,
hasta que de un guiño
me llames para darme un beso.
¡Mamá, mamá…!
¡venga, ríete!
¡Acaríciame,
acurrúcame en tu pecho
de madre sabia y hermosa!
¡Mamá, mamá!
¡cuántas cosas he de decirte, mamá!
¡Cuánto te quiero!
No llores, no llores más.
¡Te quiero!

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